martes, 12 de agosto de 2014

RECIBIENDO EL ESPIRITU SANTO HOY Cap. 4 de V.P.Wierwille


CAPÍTULO 4

¿Qué es hablar en lenguas?


Hablar en una lengua es la manifestación externa del creyente en el mundo de los sentidos de la presencia y realidad interna del poder del espíritu santo. Hablar en lenguas es un recuerdo constante aun en las horas de dolor, tentación y problema, de que Cristo por medio del poder de Dios está en ustedes. Por lo tanto, ustedes tienen la victoria sobre el enemigo en toda situación porque como 1 Juan 4:4 dice: “...mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”.

Ha habido tan poca enseñanza bíblica clara acerca de la maravillosa bendición del espíritu santo, que la mayoría de la gente no tiene idea del gran valor de su manifestación. Voy a compartir enseñanzas bíblicas con ustedes que dispersarán todos sus temores y, por medio de la ayuda de Dios, voy a indicarles qué ocurre en realidad cuando una persona habla en lenguas.

¿Deberían todos los creyentes renacidos hablar en lenguas? En Marcos 16:17 Jesús dijo que en su nombre los creyentes “…hablarán nuevas lenguas”. Noten también que en la Biblia no dice: “hablarán en lenguas hasta la muerte de los apóstoles y discípulos originales”.

En 1 Corintios 14:5 Pablo por revelación dijo: “Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas”. Recuerden que la epístola a los corintios fue escrita a la Iglesia. 1 Corintios 1:2 estipula: “a la iglesia de Dios”. Así pues, fue escrita a ustedes y a mí, que somos creyentes, que pertenecemos a la Iglesia del Cuerpo. En 1 Corintios 14:18 y 37 Pablo dice: “Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros”, y “Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor”.

En todos los casos en el libro de Hechos donde el espíritu santo fue recibido y la manifestación externa inicial es mencionada, ésta fue siempre hablar en lenguas.

Hechos 2:4:
…y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu [el pneuma] les daba que hablasen.

Hechos 10:46:
Porque los oían que hablaban en lenguas…


Hechos 19:6
…y hablaban en lenguas…

¿De qué sirve hablar en lenguas? De edificación para ustedes. Los hará fuertes. ¿En qué parte son edificados? No en su mente porque la mente no entiende.

1 Corintios 14:4:
El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica…

Esta manifestación es la única evidencia mencionada en la Biblia que es específicamente para fortalecer al creyente en el espíritu.

¿Quieren ser edificados personalmente, fortalecidos en la fuerza del Señor, y tener Su poder en sus vidas? Entonces deben hablar mucho en lenguas. De todas las habilidades espirituales de Dios, la habilidad de hablar en lenguas es la única que la Biblia menciona que fortalecerá al creyente.

Al igual que comemos comida física para fortalecer el cuerpo físico, debemos tener comida espiritual para fortalecer el espíritu. Sus facultades mentales no se fortalecen a través del ejercicio de hablar en lenguas, pero sus facultades espirituales se refuerzan en gran manera. Las cosas del mundo de los sentidos no pueden alimentar al espíritu. Esta es una ley de Dios.

Juan 3:6:
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

Esta ley funciona con exactitud matemática y precisión científica. Cualquier cosa que se obtiene a través de los cinco sentidos – vista, oído, olfato, gusto, tacto – está en el mundo de los sentidos y se relaciona con la carne. La Biblia está en el mundo de los sentidos, y como tal la ley de Dios requiere que la Biblia alimente la mente que está incluida en la palabra bíblica “carne”. Así que si la Biblia está en la categoría del mundo de los sentidos y por consiguiente alimenta sólo a la mente, ¿qué alimentará al espíritu? La única manifestación que Dios ha dado para edificar el espíritu es hablar en lenguas.

Cuando ustedes hablan en lenguas es el espíritu en ustedes que está en comunicación directa con su Padre celestial, y como tal su espíritu es edificado. Este es el espíritu proveniente de Dios en ustedes como un don, que es ahora su espíritu porque ustedes han sido renacidos. ¿Pueden pensar en algo más maravilloso que una comunicación directa con Dios? Eso es lo que tienen cuando hablan en lenguas.

1 Corintios 14:2:
Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios…

Noten que ustedes no le están hablando a los hombres cuando hablan en lenguas, sino que le están hablando a Dios. Además, están hablando misterios.

1 Corintios 14:2:
…aunque por el Espíritu habla misterios.

Esta palabra “misterios” puede ser traducida “secretos divinos”. Imagínense a cualquier creyente rehusando algo por medio de lo cual él, por el espíritu, puede hablar secretos divinos con Dios. Aquellos que conocen la enseñanza bíblica y hablan mucho en lenguas en sus vidas privadas son en gran manera edificados y fortalecidos en el espíritu con denuedo poderoso. Ellos llegan a ser agudos y perceptivos espiritualmente.

Cuando ustedes oran en el espíritu, que es orar en lenguas, pueden estar seguros de que no hay egoísmo en su oración, pues su entendimiento no entra en juego; este tipo de oración es una comunicación espiritual directa con el Padre. Cuando oramos con nuestro entendimiento el egoísmo puede entrar y entonces oramos erróneamente, pero nunca oramos impropiamente cuando oramos por o a través del espíritu.

1 Corintios 14:14,15:
Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.

¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.

Me he despertado muchas veces durante la noche sintiendo una urgente obligación de orar; pero como no sabía por mis sentidos por qué o acerca de qué orar, sólo oraba lo mejor que podía. Del mismo modo hay personas o situaciones en el mundo por las cuales Dios quisiera que los creyentes oraran; pero si no oramos en lenguas, la oración no se ofrece, la urgencia que sentimos no cesa, y la obligación no se satisface. Desde que recibí en manifestación el espíritu santo y oro en lenguas en mi vida privada he aprendido que cuando estos deseos de orar vienen y le oro al Padre en lenguas según el Espíritu me da que hable, la urgencia de orar pronto cesa porque Dios está oyendo y contestando mi oración. Esto ha sido demostrado numerosas veces con gente muy enferma, con gente en problemas o en grandes peligros. Yo creo firmemente que Dios quiere que oremos por muchas cosas que la mente humana pasa por alto. Puesto que el Espíritu Santo dirige lo que se ora en lenguas, podemos orar por el cumplimiento de necesidades específicas desconocidas a nuestra mente.

Otra maravillosa ventaja de hablar en lenguas es que nos ayuda a sobreponernos a nuestras debilidades. ¿Qué creyente de entre nosotros no tiene una debilidad que sobreponer o una flaqueza en la cual necesita ayuda?

Romanos 8: 26,27:
Y de igual manera el Espíritu [el  pneuma] nos ayuda en nuestra debilidad;* pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu [el  pneuma] mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

*La debilidad es que de acuerdo a los sentidos “que hemos de pedir como conviene no lo sabemos”

Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

¿Por qué hablar en lenguas si el que habla no puede entender lo que está hablando? ¿No es eso tonto? Nada es tonto si es ordenado por Dios y es llevado a cabo de acuerdo al plan y orden de Dios.

Ustedes no creen que es tonto respirar aun cuando no pueden ver el aire; ni creen que es tonto conectar el interruptor eléctrico simplemente porque no ven la electricidad. Cuando hablen en lenguas, una vez que hayan recibido el poder desde lo alto en manifestación, no seguirán pensando que es jerigonza o tontería. Entonces, y no antes, se darán cuenta de la luz y la vida que esto les trae.

Ahora quiero aclararles la segunda porción más mal interpretada de la Biblia relacionada con todo el asunto de hablar en lenguas.

¿Cómo se habla en lenguas?

Nadie habla en lenguas hasta después de nacer de nuevo y que el espíritu santo esté dentro de él permanentemente. Los demonios no pueden hablar en lenguas. Así que, cuando uno habla en lenguas, uno nunca puede hablar cosas diabólicas o malas.* Los demonios pueden poseer a la gente para que profeticen, pero los demonios nunca hablan en lenguas.** Aquellos que enseñan que los demonios pueden inspirar a uno a hablar en lenguas han sido descarriados. Todo versículo en la Biblia que trata sobre el hablar en lenguas dice que los que hablaban glorificaban a Dios. He incluido este párrafo aquí porque creo firmemente que debemos basar todas las enseñanzas en la Biblia y no en lo que digan los hombres. Hablar en lenguas, como dije en el primer párrafo de este capítulo, es la manifestación externa de la presencia y realidad interna del don del espíritu santo que proviene del Donador que es el Espíritu Santo.

*Ver Capítulo XIV, p. 267, respuesta a la pregunta 8
**Jeremías 2:8: “…y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha”.
1 Reyes 18:19: “Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel”.
Ezequiel 13:17: “Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de su pueblo que profetizan de su propio corazón, y profetizan contra ellas”.

Los dones de Dios a través de la Biblia son recibidos por creencia, y todos son operados por la acción directa de la voluntad humana. El Espíritu no es el que habla. Nosotros hablamos, pero lo que hablamos es lo que el Espíritu Santo escoge.

Si nosotros somos los que hablamos podemos parar a voluntad y empezar a voluntad. Tenemos control completo sobre el hablar en lenguas en todo momento al igual que tenemos control sobre hablar con nuestro entendimiento. Cuando hablamos en lenguas, sin embargo, no tenemos dominio alguno sobre el idioma que estamos hablando.

Hechos 2:4:
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo [pneuma hagion], y [ellos, no el espíritu] comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu [el pneuma] les daba que hablasen.

Todos fueron llenos y comenzaron hablar. ¿Quiénes empezaron a hablar? Ellos. ¿Fue el Espíritu Santo el que habló? ¡No! Los que fueron llenos lo hicieron. Si ellos hablaron, entonces ellos controlaron el hablar; pero lo que hablaron fue “según el Espíritu les daba que hablasen”. El Espíritu Santo nunca hace la acción de hablar. La Biblia claramente enseña que el hombre habla por su propia voluntad, pero lo que se habla es dirigido sobrenaturalmente.

El hablar en lenguas por parte de un creyente nacido de nuevo está absolutamente basado en un acto de la voluntad humana. No hay nada sobrenatural acerca del hecho de que el hombre pueda hablar en lenguas. La voluntad del hombre está siempre en control, pero lo que hay de sobrenatural en toda operación es lo que él habla y no el hecho de que hable.

El Espíritu Santo nunca posee al hombre o lo obliga a hablar contra su voluntad. No hay ni un versículo en la Biblia que enseñe que Dios toma posesión de la voluntad del hombre. El hombre puede decir que Dios posee pero eso no lo hace cierto.

Si el hombre no tuviera control sobre el hablar en lenguas, entonces Dios habría violado una de Sus propias leyes – el libre albedrío del hombre – lo cual Dios no puede hacer ni hará. Además, sería tonto que la Biblia tuviera enseñanzas tan claras acerca de cuándo hablar y cuando no hablar en lenguas si los creyentes fueran incapaces de llevar a cabo las instrucciones expuestas.

1 Corintios 14:14,15:
Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu [pneuma] ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.

¿Qué, pues? Oraré con el espíritu [pneuma], pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu [el pneuma], pero cantaré también con el entendimiento.

Noten cuidadosamente que Pablo dice: “Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora”. ¿Quién está orando? Pablo es el que ora, no el Espíritu Santo. Pablo dice que él puede por su propia voluntad orar en lenguas. Él desea, por su propia decisión, orar no sólo “con el espíritu”, que es orar en lenguas, sino “con el entendimiento”, que es orar con los sentidos. Nosotros, por nuestra propia voluntad, decidimos orar con el entendimiento y, del mismo modo, nosotros, por nuestra propia voluntad, decidimos orar con el espíritu.

No dejen nunca que nadie les vuelva a decir que el Espíritu Santo es el que habla u ora. La Biblia enseña claramente que nosotros por nuestra voluntad hablamos en lenguas. Esto echa por tierra las ideas y pensamientos negativos y la enseñanza errónea de que no tenemos control sobre el hablar en lenguas. Siempre tenemos perfecto control de todo don espiritual de Dios. Cada habilidad espiritual, don del verdadero Dios, es operada por nuestra decisión. Si alguna vez pareciera que una manifestación espiritual está fuera de control,  en realidad no sería la manifestación lo que está fuera de control, sino el hombre que opera la manifestación es quien está fuera de orden. Cuando esto ocurre no es una gloria para Dios ni es edificante a los de la casa de la fe, sino que es un abuso de algo que estaba destinado para el bien.

Todos los dones son recibidos por creencia. Ya que es imposible hablar dos idiomas al mismo tiempo, la actitud de creer, en el recibir en manifestación el espíritu santo, es que el creyente recibirá, lambanō, manifestará el poder desde lo alto y en ese mismo momento contará con un movimiento sobrenatural de la habilidad espiritual dentro de él. Jesús habló de esta experiencia del espíritu.

Juan 7: 38,39:
El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Esto dijo del Espíritu [el pneuma] que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo [pneuma hagion], porque Jesús no había sido aún glorificado.

El próximo paso en creencia del hombre es levantar su voz y hablar con denuedo. El espíritu no tiene órganos del habla. Por lo tanto, debemos mover nuestros labios y hacer los sonidos y hablar las palabras, pero los sonidos y las palabras que hablamos son asunto de Dios. Nosotros, por nuestra voluntad, hablamos. Esta es nuestra creencia, nuestra acción. La acción de hablar es asunto nuestro, pero lo que hablamos es la parte de Dios en la manifestación.


Hablar en lenguas no es:

1. Habilidad lingüística. Es una expresión inspirada de un idioma que puede ser o no ser entendido por gente en algún sitio del mundo. (1Corintios13:1)

2. El don de idiomas conocidos ni la comprensión de idiomas.

3. Vociferar, gritar ni chapurrear ruidos horripilantes.

Hablar en lenguas es la habilidad espiritual dada por Dios de hablar en otras lenguas a voluntad según el Espíritu da que hablen. Podemos empezar en cualquier momento; podemos parar en cualquier momento. Por nuestra voluntad tenemos siempre control perfecto y absoluto del hablar en lenguas.


Hablar en lenguas es para:

1. Nuestra vida de oración privada, primero y sobre todo. Cuando es usado en la Iglesia, el hablar en lenguas tiene que ser acompañado por interpretación. (1 Corintios 14: 4,5)

2. Edificación de nuestro espíritu, nuestra nueva creación en Cristo Jesús. (1 Corintios 14:4)

3. Comunicación con Dios en “misterios” o “secretos divinos”. (1 Corintios 14:2)

4. Dar gracias bien. (1 Corintios 14:17)

5. Mantenernos alertas de que somos hijos de Dios y coherederos con Cristo. (Romanos 8:16,17)

6. Ayudarnos a sobreponernos a nuestra debilidad. (Romanos 8:26)

7. Ayudarnos a orar bien. (Romanos 8:26)

8. Hacer intercesión con Dios por nosotros como creyentes individuales. (Romanos 8:26.27)

9. Hacer intercesión con Dios por los santos, los otros creyentes, la Iglesia. (Romanos 8:27)

10. Fortalecernos con Su poder en el hombre interior. (Efesios 3:16)

RECIBIENDO EL ESPIRITU SANTO HOY Cap. 3 de V.P.Wierwille


CAPÍTULO 3


¿Quién está capacitado para recibir el espíritu santo,
pneuma hagion?


La mayoría de la gente cree erróneamente que una persona tiene que ser muy buena para recibir el don del espíritu santo, y que sólo aquellos que han alcanzado un grado avanzado de bondad espiritual están capacitados. Mucha gente cree que sólo aquellos que están totalmente consagrados y disciplinados son capaces de recibir. Esto está tan lejos de la verdad como la declaración: “Ustedes pueden recibir a Jesús como su salvador solamente después de haber limpiado sus vidas”. El don de salvación es por gracia y por gracia solamente. Efesios 2:8 dice explícitamente: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”.

Los dones de Dios nunca se reciben por las buenas obras del hombre, ni Dios se los concede al hombre cuando el hombre alcanza una condición espiritual especial. Todos los dones de Dios le pertenecen al hombre cuando él se los apropia por creencia, que quiere decir que el creyente actúa conforme a la Palabra.

El poder desde lo alto fue dado de una vez y para siempre en Pentecostés. Este poder ha estado aquí desde entonces y está inmediatamente disponible a cualquiera que crea para recibir. Dios hizo todo lo que pudo el día de Pentecostés; ahora si el hombre hace todo lo que puede, él puede recibir inmediatamente todo lo que Dios dio. Todos los dones de Dios están inmediatamente disponibles a todo creyente. Hoy es meramente una cuestión de si un hombre quiere o no recibir lo que Dios ya ha dado y hecho disponible.

Hay tres cosas que debemos saber para manifestar la vida más abundante: debemos saber qué está disponible; debemos saber cómo recibir cosas espirituales; debemos saber qué hacer con el don de Dios después de que lo hemos recibido.

Es falta de creencia de parte del hombre pedirle a Dios que mande algo que Él ya ha dado. Repitiendo: el don de Dios, el don de espíritu santo, está disponible inmediatamente a cualquiera que se apropie del don por creencia. El poder desde lo alto puede ser recibido y manifestado por cualquiera que sepa lo que la Palabra enseña.

El recibir el don de Dios conocido como el espíritu santo es a base de gracia y creencia. Los grados de alcance espiritual, consagración y bondad personal no tienen nada que ver con recibir el poder desde lo alto.

Dios hizo una promesa incondicional cuando Jesucristo dijo: “Os enviaré otro Consolador”. Él no prometió que el don del espíritu santo sería dado después de que los apóstoles llegaran a cierta etapa de desarrollo espiritual. El señor sabía que ellos necesitaban este poder espiritual adicional para ser victoriosos y para estar fuertes espiritualmente.

Hechos 2:38:
…Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del [proveniente del] Espíritu Santo.

Nótese la palabra “don”. Un don nunca se gana, los salarios sí. La única justicia que nos capacita para recibir dones de Dios es la justicia de Cristo, que está acreditada a nuestra cuenta espiritual por nuestra creencia en el sacrificio que Cristo llevó a cabo en la cruz.

La mayoría de la gente que desea recibir el don del espíritu santo pero que no lo ha recibido, está totalmente convencida de que es su propia culpa – que debe haber un pecado secreto o una falta de espiritualidad que no les permite recibir. Es absolutamente imposible recibir cualquier cosa de Dios mientras ustedes tengan la idea de que no son lo suficientemente buenos como para recibir. Es como el hombre que cree que no puede ser salvo si peca. Si el hombre se concentra en esa idea, no creerá ni será salvo; pero en el momento en que se le demuestra lo que Dios piensa y lo que su Palabra enseña, él puede apropiarse rápidamente del don de salvación por creencia.

Otra idea que se ha difundido en el pensamiento de la mayoría de la gente que busca el poder desde lo alto es que ellos deben esperar orando como hicieron los apóstoles antes de Pentecostés. He oído gente decir que si alguien que busca se pone en la actitud de oración como los apóstoles hicieron diez días antes de Pentecostés, entonces Dios le dará al que busca el don del espíritu santo. He visto gente pasar noches y días enteros orando para que Dios les dé el don del espíritu santo, pero han terminado sin manifestar, derrotados espiritualmente y preguntándose qué hay de malo en sus vidas. ¿Por qué no respondió Dios a sus oraciones? ¿Por qué no les dio el espíritu santo? Dios no les podía dar el poder desde lo alto porque Él ya lo había dado de una vez y para siempre; pero ellos no se dieron cuenta de eso, ni tampoco sabían cómo recibirlo.

De acuerdo con la Biblia, los apóstoles no estaban instruidos a agonizar en oración por diez días para convertirse en lo suficientemente buenos como para que el espíritu santo les fuera dado. Ellos estaban simplemente instruidos a esperar. ¿Esperar qué? La plenitud de los tiempos para que el don fuera dado.

Diez días antes del nacimiento de Jesucristo, aquellos que oraban por su venida tuvieron que esperar hasta que el tiempo se cumpliera. Los apóstoles en Pentecostés también tuvieron que esperar el momento indicado. Pero desde el día de Pentecostés no hay espera necesaria. La espera por el poder desde lo alto se acabó. Está aquí. No necesitamos esperar por ningún don que Dios ha dado. Él dio el don de espíritu santo en Pentecostés, y el poder desde lo alto ha estado aquí desde entonces.

Por seis años yo oré, pedí, supliqué y rogué a Dios por el poder espiritual. Viajé literalmente miles de millas solamente preguntando a gente  sobre el espíritu santo y el don. Siempre regresaba herido y sangrando espiritualmente porque aquellos cristianos que habían recibido estaban en tan gran confusión que no tenían la habilidad para comunicarme a mí la bendición de recibir. Ellos eran lo suficientemente sinceros, pero todo lo que podían comunicar era experiencia, y las experiencias casi siempre son insuficientes para guiar a otros a recibir. Eran incapaces de guiarme a un entendimiento de la Palabra de Dios de manera que yo también pudiera recibir. Casi me di por vencido en mi desesperación. Pero en el momento en que me di cuenta que el recibir el espíritu santo no dependía de las buenas obras, ni de agonizar en oración, ni del mérito personal, sino de la creencia, en ese momento recibí en manifestación la plenitud del poder desde lo alto.

El don del espíritu santo es dado para que a través del poder de Dios y de Su ayuda espiritual podamos crecer para ser más como Cristo. La verdad es que el hombre no tiene más carácter ni más bondad ética inmediatamente después que ha recibido el espíritu santo de lo que tenía antes, pero ahora tiene una fuente de ayuda y poder. Él ha hecho contacto y ha recibido la gran fuerza espiritual que lo hace capaz de construir un carácter cristiano y de formar una vida más semejante a la de Cristo.

Esta es la era de la Iglesia del Cuerpo bajo la dirección del Espíritu Santo, la Iglesia ha perdido su primer amor, su poder, su testimonio, porque Satanás ha confundido la mente del hombre al extremo que la experiencia de Pentecostés ha estado casi totalmente desconocida en la Iglesia y en  las vidas de los cristianos. Esto se debe primordialmente a una falta de conocimiento de la Palabra de Dios. Los apóstoles y discípulos eran los mismos seres humanos antes y después de Pentecostés, pero algo pasó que los cambió de hombres derrotados, llenos de miedo, dudosos y vacilantes, a apóstoles y discípulos valerosos, firmes e intrépidos. Ese algo fue el recibir el espíritu santo.

¿Quién cumple con los requisitos para recibir el espíritu santo? Un creyente, uno que ha recibido a Jesús como señor y que cree en su corazón que Dios levantó a Jesús de los muertos.

RECIBIENDO EL ESPIRITU SANTO HOY Cap. 2 de V.P.Wierwille

CAPÍTULO 2


Miedos comunes que impiden el 
recibir el don proveniente del
Espíritu Santo


Sé lo que el miedo puede hacer. Sé cómo Satanás puede esclavizar a un creyente y evitar que reciba en manifestación el espíritu santo. Conozco los miedos comunes que evitaron que yo recibiera. Y en mi trato con creyentes he descubierto que la mayoría de ellos tienen miedos similares a los que yo tenía.

La mayoría de los miedos con respecto a recibir en manifestación el espíritu santo se deben a enseñanza incorrecta o ignorancia de la Palabra de Dios. Nuestras mentes han sido saturadas con ideas de lo que otros han dicho y hecho en vez de con lo que la Palabra enseña. Para muchas personas ha habido una falta de enseñanza. Por lo tanto, ciertos creyentes no saben que el don, espíritu santo, poder desde lo alto, es una realidad que vive dentro de la vida de un creyente renacido.

Solamente cuando hay una enseñanza clara y concisa de la Palabra de Dios se dispersan rápidamente los miedos porque el conocimiento de la Palabra desarraiga el miedo. Yo conozco la terrible angustia espiritual y mental que la gente experimenta cuando están acosados por el miedo. También conozco el gran gozo y la paz refrescante que el creyente tiene cuando los miedos son removidos por la Palabra directa de Dios. No podemos mirar a Dios con creencia por alguna cosa mientras estemos acechados por el miedo, porque el miedo aumenta la incredulidad y la incredulidad derrota las promesas de Dios.

Algunas personas temen que van a pedir algo que no les toca recibir; temen que el espíritu santo era solamente para los creyentes del primer siglo. Pero Hebreos 13:8 dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”.

Esta escritura significa lo que dice – que podemos tener todo lo que en cualquier tiempo se haya prometido o dado y que las manifestaciones y los dones de Dios no están limitados al siglo primero. Efesios 5:18 amonesta: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu [pneuma]”.
Esto es para todos los creyentes porque el libro de Efesios fue escrito a los santos, creyentes, los fieles en Cristo Jesús. Así pues, Efesios 5:18 es un mandato definitivo de la Palabra de Dios que nosotros como creyentes debemos ser llenos.

Hechos 2:38 estipula: “…y recibiréis el don del Espíritu Santo [pneuma hagion]”. La promesa, entonces, es hecha a usted como creyente y a sus hijos como creyentes y a todos los creyentes hasta la aparición de Jesucristo, el cierre de la Era de la Iglesia.

La gente ha sido asustada de tal manera por las acciones de algunos que decían haber recibido el espíritu santo, que cristianos sinceros han negado la realidad del recibimiento del espíritu santo como una experiencia presente. Gente buena, sincera y honesta en ciertos movimientos religiosos en muchos casos ha hecho extraña la experiencia de Pentecostés.

Yo sabía que hay tal cosa como posesión diabólica y que Satanás hace proezas sobrenaturales. ¿Cómo podría yo estar seguro de que no estaría recibiendo una experiencia falsificada al recibir el pneuma hagion? Este era tal vez mi mayor miedo.

Lucas 11:11-13:
¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?

¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo [pneuma hagion] a los que se lo pidan?

Este pasaje presenta claramente que un padre humano no daría algo malo a su hijo. ¿Entonces quién puede creer que nuestro Padre celestial, que ama a Sus hijos más que un padre terrenal, permitiría que un niño hambriento fuese lleno de algo perjudicial, incorrecto o falso, cuando está creyendo con un deseo profundo ser lleno con poder desde lo alto según la propia Palabra y voluntad de Dios?

Ustedes pueden venir a Dios con creencia y confianza absoluta, sabiendo que de Sus manos recibirán solamente lo bueno. ¡Qué deshonroso es para Dios cuando como niños confiamos más en nuestros padres terrenales que en nuestro Padre celestial, pensando que Él pudiera permitir que Sus niños hambrientos reciban una cosa falsa o dañina cuando le pedimos, y creemos que vamos a recibir, el espíritu santo en manifestación!

Yo también temía que no era lo suficientemente bueno como para recibir poder desde lo alto. Desde un punto de vista humano yo sabía que no lo era. Por muchos años había tratado de ser lo suficientemente bueno, pero no lo logré ni fue posible. La creencia errónea de que el espíritu santo es dado solamente a aquellos que son buenos está impidiendo que muchas personas logren andar en gran liberación y poder en sus vidas. Recuerden, Dios da el don porque lo necesitamos, no porque lo merecemos

El recibir cualquiera de los dones de Dios no es de por sí una prueba de lo bueno que es el que lo recibe. El pneuma hagion es el don de Dios. Todos los dones de Dios se reciben por creencia, sin ningún mérito de parte del que recibe. Dios nunca da el espíritu santo como una recompensa por vivir una vida buena y honesta. Él da el pneuma hagion a un creyente para hacer en el creyente aquello que ningún creyente puede hacer en sí mismo y para sí mismo.

Romanos 10:10:
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

La justicia es el espíritu proveniente de Dios en el hombre, no la bondad del hombre. No nos podemos levantar por nuestro propio esfuerzo para ser lo suficientemente buenos como para recibir cualquiera de los dones de Dios. La experiencia de recibir el poder desde lo alto es solamente el principio de una comunión que debería llevar a la manifestación de un vivir victorioso. Un don espiritual añadido pone sobre nosotros una responsabilidad añadida, de manifestar este don en la aplicación de lo mejor de Dios en nuestras vidas. Solamente porque una torta falla el ama de casa no rehusa para siempre hornear tortas, ni dice ella que todas las tortas son malas. Solamente porque algunos hayan hecho extraña la experiencia de Pentecostés no debemos nosotros tirar por la borda la experiencia del poder desde lo alto.

Recuerden que un don es un don. Ustedes pueden dar a su hija un bello traje nuevo, pero ella puede tomar ese regalo y sentarse en un charco de lodo. Ella tiene libre voluntad para hacer esto, ¿no es así? Pero le corresponde a su hija respetar el regalo que ustedes le han dado y tratarlo apropiadamente. Lo mismo pasa con el don del espíritu santo. Le corresponde al que recibe tener reverencia hacia el don. Somos responsables por la luz espiritual que tenemos y los dones que poseemos. Un cristiano es conocido en este mundo de los sentidos por el fruto del espíritu que muestra, no por los dones que ha o no ha recibido.

El miedo de tal vez usar mal el espíritu santo era otra gran barrera en mi búsqueda. Yo quería estar seguro de que no usaría mal el don cuando y si acaso el poder llegara a vivir en mí. La salvación es un don para nosotros según nos dice Efesios 2:8. Como creyentes salvos todos pecarán; aun así, cuando confesamos nuestro pecado a Dios, Él nos restablece en comunión. Nosotros nunca debiéramos querer pecar deliberadamente después de la salvación, después de recibir el don del espíritu santo, pero si pecamos no estropeamos la perfección del don. Solamente nos hacemos daño a nosotros mismos y tenemos el perdón fiel de Dios si confesamos nuestros pecados.

1 Juan 1:9:
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Todos los dones de Dios son medios para un fin y no fines en sí mismos. El fin es que seamos como Cristo. El don del espíritu santo nos equipa con la habilidad para una vida mas fructífera para Dios. El poder desde lo alto es nuestro para ayudarnos a crecer más similares a Cristo.

El don del espíritu santo nunca es dado a base del mérito humano sino a base de gracia según enseña tan claramente la Biblia. Inmediatamente después de recibir el espíritu santo, poder desde lo alto, un hombre no tiene más carácter cristiano que el que tenía en el momento antes de recibir, pero ahora tiene una fuente de ayuda y la habilidad para rendir fruto espiritual, y esto es de un valor incalculable.

Gálatas 5:22,23:
Mas el fruto del Espíritu [pneuma] es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Los hombres son conocidos por su fruto, y no por los dones que poseen. Los dones no son prueba de buen carácter. Los dones son recibidos en un momento dado por creencia, pero el producir fruto es crecimiento en el vivir cristiano disciplinado.

Otro miedo que yo tenía concernía a la habilidad o poder que Cristo dijo que vendría sobre aquellos que recibieran el espíritu santo. Muchos cristianos llamados “llenos de espíritu” que yo conocía estaban, por su fruto, indicando vidas sin poder y sin efecto. Yo no podía entender esto hasta que un día me di cuenta de la diferencia entre un don y su uso. Este punto puede ser ilustrado efectivamente. Un carpintero de gran habilidad tiene un sitio de construcción, una serie de planos y todos los materiales necesarios para construir una casa de acuerdo con los planos, pero no tiene herramienta alguna. En esta situación se le hace imposible construir la casa. Si se le da un baúl lleno de todas las herramientas que necesita, él recibe el poder o habilidad para construir la casa. Él podría, sin embargo, sentarse encima del baúl de herramientas y cruzarse de brazos. Está en su propio poder el trabajar o permanecer ocioso. La posesión de herramientas no constituye una garantía de que él las usará. Es igual con aquel que ha recibido el don del espíritu santo. Este creyente tiene poder dado divinamente por Dios; pero él, al igual que el carpintero, se puede sentar y cruzarse de brazos.

Otro miedo que yo tenía era que yo pudiera hacer alguna tontería delante de la gente que me haría parecer ridículo y la gente diría: “Está Loco”.

De nuevo vino Lucas 11:11-13 a mi atención. Dios nunca hace que alguien haga algo ridículo o tonto. Todo don de Dios es un don bueno y perfecto. Por lo tanto, nada imperfecto viene con el don de Dios. Si por sus acciones alguna gente ha demostrado tonterías, no era de Dios sino de su propio hacer. Por sus propias voluntades ellos hicieron aquello que era tonto, porque Dios dice claramente en 1 Corintios 14:40: “Pero hágase todo decentemente y con orden”. 1 Corintios 14:32 dice: “Y los espíritus [pneumata] de los profetas están sujetos a los profetas”, que también quiere decir que todas las habilidades espirituales provenientes de Dios están sujetas al hombre que las recibe. El próximo versículo en 1 Corintios también magnifica esta verdad.

1 Corintios 14:33:
Pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos.

El hombre tiene libertad de voluntad, y su uso del don es su responsabilidad. Los dones de Dios no poseen a la gente, sino que la gente que tiene los dones de Dios son responsables por la operación de los mismos.



lunes, 11 de agosto de 2014

RECIBIENDO EL ESPIRITU SANTO HOY Cap. 1 de V.P.Wierwille (Contiene tabla de materias, prefacio e introducción)

  
Recibiendo
el espíritu santo
hoy


 Victor Paul Wierwille
  
Un estudio de cómo recibir el espíritu santo, pneuna hagion,
“poder desde lo alto”, y las
Varias manifestaciones y operaciones de ese espíritu





Originalmente publicado en 1957
como Receiving the holy spirit today
Por The Way International, Inc.
Traducido en 1981 por The Way International



American Christian Press
The Way International
New Knoxville, Ohio 45871
EE. UU.





Dedicado a los

Que

Han anhelado…pero han dudado

Han esperado…pero han temido

Han tenido hambre…pero no han sido satisfechos

Que

Desean recibir hoy

El don proveniente del Espíritu Santo

En toda su plenitud.
  

Recibiendo el espíritu santo hoy
Por Victor Paul Wierwille


A fines de los años ‘60 y comienzo de los ‘70 la curiosidad y el interés sobre el don proveniente del Espíritu Santo han aumentado considerablemente a través del mundo. El hablar en lenguas, una de las nueve manifestaciones del don de espíritu santo, ha causado bastante furor en la iglesia organizada y ha sido objeto de creciente publicidad a través de los medios de comunicación.

Mientras que ciertos grupos y ciertos individuos están evidenciando el hablar en lenguas y tal vez ciertas otras manifestaciones, poco es el conocimiento concreto sobre el don de espíritu santo que está disponible a aquellos que están buscando recibir, o a aquellos que se están preguntando sobre la significación exacta de lo que están manifestando.

Recibiendo el espíritu santo hoy está dedicado a los que “han anhelado – pero han dudado; han esperado – pero han temido; han tenido hambre – pero no han sido satisfechos”. Los sinceros en su búsqueda han encontrado la respuesta a sus necesidades y sus oraciones en este libro.

Recibiendo el espíritu santo hoy es un manual que explica cómo recibir. También es un estudio bíblico profundizado del campo del Espíritu Santo.

-¿Qué es el don de espíritu santo?
-¿Quién está capacitado para recibir el espíritu santo?
-¿Cómo recibe uno el espíritu santo?
-¿Qué es hablar en lenguas – y cuál es su propósito?
-Miedos comunes sobre recibir el don de espíritu santo.
-Un estudio de los cinco casos en Hechos donde grupos e individuos recibieron y manifestaron el espíritu santo.
-Un estudio de 1 Corintios 12, 13 y 14.

Recibiendo espíritu santo hoy es comprensivo, pero está escrito con simplicidad; ha sido investigado cuidadosamente, pero se explica de una forma realista. Este libro es una necesidad para todo cristiano que quiera hacer conexión con el Espíritu Santo – y que sin embargo no lo quiera hacer en las tinieblas, el miedo y la frustración que causa la falta de enseñanza de la Palabra de Dios.

Toda las Escrituras en este libro se citan de la Versión de la Biblia Reina-Valera 1960. Todas las inserciones explicativas del autor dentro de un versículo se ponen en corchetes. Todas las palabras griegas están en cursivas y están en letras del abecedario español.




Recibiendo el espíritu santo hoy

Prefacio
Introducción

PRIMERA SECCIÓN
Capitulo

1. El Don proveniente del Espíritu Santo

2. Miedos comunes que impiden el recibir
el don proveniente del Espíritu Santo

3. ¿Quién está capacitado para recibir
el espíritu santo, pneuma hagion?

4. ¿Qué es el hablar en lenguas?

5. Cómo recibir el espíritu santo, pneuma hagion


SEGUNDA SECCIÓN

6. Un Estudio de Hechos 1 y 2

7. Un Estudio de Hechos 8

8. Un Estudio de Hechos 9

9. Un Estudio de Hechos 10

10. Un Estudio de Hechos 19


TERCERA SECCIÓN


11. Un Estudio de 1 Corintios 12

12. Un Estudio de 1 Corintios 13

13. Un Estudio de 1 Corintios 14

14. Algunas preguntas contestadas


APÉNDICES
Introducción a los apéndices

Apéndice

I. La palabra recibir

II. El Uso y las usanzas de las palabras pneuma y pneuma hagion

III. Todo uso y usanzas de las palabras pneuma y pneuma hagion en el
Nuevo Testamento



Prefacio

Cuando yo servía mi primera congregación, un misionero coreano me pregunto: “¿Por qué no busca usted la mayor de todas las cosas en la vida que enseñaría a los creyentes cristianos el cómo de una vida verdaderamente victoriosa?” Este reto fue el principio de una búsqueda que me llevó a través de muchas horas de examinar diferentes traducciones, varios textos griegos y “originales” arameos, buscando la fuente del poder que era manifestado en los comienzos de la Iglesia.

Finalmente me di cuenta de que la experiencia a la que se referían las Escrituras como “recibir el Espíritu Santo” estaba y está realmente disponible a todo creyente renacido hoy en día. Creí para recibir el don de espíritu santo y yo también manifesté.

Desde que recibí en manifestación el espíritu santo he tenido el deseo de poner por escrito los anhelos y temores que sentía concerniente a recibirlo. El compartir mi búsqueda con creyentes que hoy buscan ser investidos de poder desde lo alto puede ayudar a guiarlos a la respuesta a los deseos de su corazón.

Yo sabía por medio de la Biblia que lo que Dios mandó el día de Pentecostés todavía estaba disponible. Tenía que ser, pues Dios no cambia. Sabía que el recibir el poder desde lo alto en el día de Pentecostés había significado mayor habilidad para los apóstoles y discípulos años atrás, y que yo necesitaba y deseaba la misma bendición. Yo sabía que si la iglesia algún día necesitaba el espíritu santo en manifestación lo necesitaba ahora.

Durante mi entrenamiento académico en un colegio, una universidad, cuatro seminarios, por medio de los comentarios que estudié y de mis años de búsqueda e investigación entre los varios grupos religiosos que se daban por adherentes a la disponibilidad del espíritu santo, aparecieron muchas cosas contradictorias a la exactitud de la Palabra de Dios escrita. Yo sabía que sus enseñanzas eran sinceras, pero la sinceridad no es garantía de la verdad.

La Palabra de Dios es Verdad. Oré que yo pudiera poner a un lado todo lo que había oído y pensado por mí mismo, y empecé de nuevo con la Biblia como mi manual y libro de texto.  No quería omitir, negar o cambiar ningún pasaje, pues siendo la Palabra de Dios la voluntad de Dios, la Escritura tiene que encajar como anillo al dedo.

Si usted es un creyente cristiano, le exhorto sinceramente a estudiar este libro. No permita que sus enseñanzas y sentimientos pasados lo desanimen de continuar para recibir lo mejor de Dios. Si usted necesita poder y habilidad para encarar los lazos de esta vida, puede que usted encuentre su respuesta mientras lee este libro. Es mi oración que usted sea edificado, exhortado y consolado.

Para aquellos que estén examinando las Escrituras deseando saber las razones por qué, cómo, qué, o dónde, les sugiero que hagan un estudio cuidadoso tanto de la Introducción como de los apéndices de este volumen. Para aquellos que simplemente desean recibir, lean los capítulos 1 al 5 y disfruten Su gran presencia y poder.

2 Timoteo 2:15:
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.

A sus ayudantes y colegas todo escritor les tiene una deuda profunda. Esta sexta edición ha sido leída y estudiada cuidadosamente por hombres y mujeres de habilidad bíblica y espiritual. A todos ellos les estoy muy agradecido.



Introducción

Unas palabras de explicación se necesitan para aquellos que no han sido presentados a la idea de que un mayor entendimiento del significado de las Sagradas Escrituras puede obtenerse a través de la comparación de las versiones en español con los manuscritos griegos de los cuales las versiones en español fueron traducidas.

Yo creo que la Palabra de Dios es Verdad, así que debemos buscar la Palabra como fue dada originalmente por inspiración divina más allá de la Versión Reina-Valera o de cualquier otra versión. Esto lo puede hacer cada creyente. Aun si el creyente no tiene conocimiento del griego o del arameo, él es capaz de cotejar la exactitud de la Palabra cuando se le dan las palabras griegas o arameas en letras de nuestro abecedario como yo he hecho en este libro. Creo que ustedes estarán conmovidos con el entendimiento más profundo de las Escrituras que puede ser suyo a través de este tipo de comparación.

En lo que se refiere al estudio del sustantivo griego pneuma, traducido “espíritu”, se nos presenta una dificultad. En los manuscritos griegos la palabra pneuma nunca está en mayúscula. Algunos sustantivos no afectan el sentido de un pasaje por estar en mayúsculas o minúsculas, pero esto no es cierto con la palabra pneuma. “Espíritu” con E mayúscula y “espíritu” con e minúscula son dos cosas diferentes. Por lo tanto, cuando la palabra pneuma es traducida “Espíritu” con E mayúscula es una interpretación y no una traducción, y como tal no tiene mayor autoridad que la persona o traductor que la hizo.

Los editores de ediciones impresas del Nuevo testamento griego difieren entre sí en cuanto al uso de las mayúsculas para la palabra pneuma. En otras palabras, ¿cuándo debe traducirse pneuma “Espíritu” con E mayúscula y cuándo “espíritu” con e minúscula? Recibimos poca o ninguna ayuda de la Versión Reina-Valera o de los manuscritos griegos; y no podemos recibir ayuda alguna de los textos griegos impresos ni del texto arameo Peshitta.

En nuestra Versión Reina-Valera la palabra pneuma se usa 386 veces. Se traduce con E mayúscula, Espíritu-147 veces; e, espíritu-143 veces; espirituales-1 vez; aliento-1 vez; viento-1 vez; demonios- 1 vez; y con la palabra hagion, santo, se traduce Espíritu Santo 92 veces.

Si, sin embargo, notamos las diferentes formas de la palabra pneuma utilizadas en el Nuevo Testamento y las variaciones de uso de esta palabra en su contexto en las Escrituras, obtendremos un mejor entendimiento de las variaciones de significado de la palabra pneuma. Es sólo entonces que obtenemos un entendimiento más exacto del significado de pneuma.

Ya que Dios quiere decir lo que dice y dice lo que quiere decir y tiene un significado para todo lo que dice, no podemos traducir cada uso de las palabras griegas pneuma hagion como “el Espíritu Santo” insertando el articulo “el” a voluntad cuando no existe en los manuscritos ni en los textos griegos. Los traductores de cada edición en español no sólo han añadido el articulo “el” sino que también se han tomado la libertad de añadir una E o una S mayúscula a su antojo.

El plan de este libro es dar a cada lector las palabras griegas en transliteración. En esta forma el lector puede ver por sí mismo en letras españolas las palabras exactas que aparecen en cada versículo de la Escritura en los textos y antiguos manuscritos griegos. Para información más detallada acerca de la exactitud inherente e inequívoca de la Palabra de Dios en cada uno de los 386 versículos donde la palabra pneuma está usada en el Nuevo Testamento, refiérase al Apéndice III.

Cuando consideramos la palabras griegas pneuma hagion sin el artículo “el” como se ve en cincuenta pasajes en los textos griegos del Nuevo Testamento, descubrimos que estas palabras nunca  son usadas en el sentido de “el Espíritu Santo”, que es Dios, el Donador. De tal forma pneuma hagion, cuando se refiere a aquello que vino el día de Pentecostés, debe ser traducido siempre con e minúscula y s minúscula. Pneuma hagion según se usa en el Nuevo Testamento refiriéndose a aquello que se recibió en manifestación el día de Pentecostés siempre se refiere a lo que el Donador, el Espíritu Santo, Dios, dio. Un versículo de Juan 3 ilustrará esto claramente.

Juan 3:6:
…lo que es nacido del Espíritu, 
[el pneuma, Espíritu, Dios], espíritu [pneuma] es.

El Donador es Dios, el Espíritu. Su don es espíritu. La negligencia en reconocer la diferencia entre el Donador y Su don ha causado gran confusión en el campo de estudio del Espíritu Santo como también en el entendimiento del nuevo nacimiento.

El don proveniente de El Espíritu Santo, el Donador, es pneuma hagion, espíritu santo, poder desde lo alto, habilidades espirituales. Este poder es espíritu en contraste a los sentidos. Espíritu es sagrado al contrario de la carne que es llamada por Dios profana. Dios es Espíritu Santo y Dios sólo puede dar aquello que Él es; por lo tanto, el don proveniente del Donador es necesariamente espíritu santo.

El don es espíritu santo, pneuma hagion, que es una habilidad espiritual inherente, dunamis, poder desde lo alto. Este don es “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” con toda su plenitud.

Pneuma hagion, según se usa en el Nuevo Testamento comenzando en el día de Pentecostés, se refiere a aquello que es recibido en el momento de salvación y a la recepción interna de las nueve evidencias o manifestaciones, llamadas “dones” erróneamente.

La palabra griega dunamis traducida “poder” no es poder manifestado, sino poder inherente recibido, habilidad espiritual dada al creyente. Exousia, la palabra griega de la cual obtenemos la palabra “ejercer”, es nuestra autoridad y derecho dados por Dios como hijos renacidos de El para ejercer dunamis, que es poner nuestro poder inherente en operación. Este poder, sin embargo, será manifestado sólo hasta el grado que nuestras mentes estén renovadas y que actuemos según lo que ha sido recibido. Piensen de dunamis, poder, como la energía potencial recibida cuando recibimos el espíritu santo, pneuma hagion. Es energía por adentro pero sin hacer ningún trabajo. Por lo tanto no es de ningún uso práctico – como los caballos de fuerza en un carro cuando el automóvil está detenido. Hay otra palabra, energēmata, que se traduce “operaciones". Energēmata es como la energía cinética, que es dunamis en uso u operación. Las Escrituras dan nueve operaciones, energēmata, que son las operaciones de esta energía potencial, dunamis, como poder. Cuando un creyente ejerce exousia, su total autoridad como hijo de Dios, esta energía potencial, dunamis, es puesta a trabajar y entonces es manifestada en el mundo exterior de los sentidos. Así pues, el espíritu santo, pneuma hagion, “poder desde lo alto”, es puesto en operación por la voluntad del hombre que produce las manifestaciones del espíritu, siendo éstas vigorizadas por el Espíritu Santo, que es Dios.

Juan 14 fue dicho antes de Pentecostés y habla sobre el espíritu.

Juan 14:17:
…porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

En el tiempo de los acontecimientos de Juan 14 este pneuma hagion que estaba prometido no había sido dado todavía. Justo antes de su ascensión, Jesús instruyó a los apóstoles a no irse de Jerusalén, sino esperar allí hasta que el don de espíritu santo hubiera sido vertido.

Hechos 1:4,5:
Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.


De tal forma, sabemos que el recibir de pneuma hagion es lo mismo o es igual a “la promesa del Padre”. Más instrucción es dada en Lucas.

Lucas 24:49:
…yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos 
[vestidos o ataviados] de poder [dunamis, habilidad espiritual] desde lo alto.

Por lo tanto, pneuma hagion, “la promesa del Padre”, es “poder desde lo alto”, y el recibirlo es ser bautizado con el espíritu santo, pneuma hagion.

Ya estamos claros en cuanto a exactamente qué vino el día de Pentecostés y en cuanto al significado absoluto de pneuma hagion como “poder desde lo alto”, que es poder espiritual inherente, dunamis. Fue el don proveniente del Donador lo que vino en Pentecostés, pneuma hagion, y debería ser entendido siempre como tal y traducido con e y s minúscula.

Debemos recordar constantemente que Pentecostés fue la primera vez en la historia de la civilización que se hizo posible para cualquiera el ser renacido. Jesucristo vino para hacer disponible el nuevo nacimiento. Este no estaría disponible hasta que Cristo no cumpliera su misión. Si esto no fuera cierto, Cristo vivió, murió y resucitó en vano, pues en ese caso todos hubieran podido renacer sin el sacrificio de Cristo. Es seguro que no podemos tener algo antes de que esté disponible y el nuevo nacimiento no estuvo disponible hasta Pentecostés. Pentecostés empezó la Iglesia del Cuerpo y aquellos que renacieron por gracia fueron los primeros miembros de la nueva comunión. Sin embargo, lo que ellos habían recibido no fue completamente revelado hasta algunos años más tarde cuando el “misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos”, fue revelado a Pablo. (Romanos 16:25,26; Efesios 3:5,9; 5:32; Colosenses 1:25-27; 1 Corintios 2:1-10).

En Hechos leemos acerca del poder del espíritu  santo.

Hechos: 1:8:
…recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo
 [el hagion pneuma, PODER DESDE LO ALTO, el don]…

La palabra “recibir” también ha causado gran cantidad de confusión en el campo del Espíritu Santo. Un problema de semántica ha surgido a causa de los diferentes significados y las distintas usanzas de palabras. La palabra “recibir” puede ser usada en el sentido de recibir algo espiritualmente como también recibir algo en manifestación en el mundo de los sentidos.

Hay dos palabras griegas traducidas “recibir” que deben ser definidas y entendidas con exactitud. Estas palabras griegas son dechomai y lambanō. Cotejando cada uso en el Nuevo Testamento, los siguientes son los significados exactos: dechomai es un recibir subjetivo indicando que por la decisión propia de una persona algo espiritual ha ocurrido; lambanō es un recibir objetivo indicando que por la decisión de una persona ella manifiesta exteriormente aquello que ha sido recibido interiormente. En otras palabras, recibir espiritualmente es dechomai, y recibir en manifestación en el mundo de los sentidos es lambanō. De tal manera, uno puede recibir algo espiritualmente, dechomai, sin recibirlo en manifestación, lambanō, en el mundo de los sentidos.

 En Hechos 8:14 y 15 ambas palabras griegas para “recibir” son usadas.

Hechos 8:14,15: 
Cuando los apóstoles…oyeron que Samaria había recibido [dechomai–espiritualmente] la palabra de Dios [en otras palabras, estaban espiritualmente salvos, pues creían de acuerdo con los versículos 12 y 13], enviaron allá a Pedro y a Juan;

los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen [lambanō – manifestaran en el mundo de los sentidos] el Espíritu Santo [pneuma hagion];

Así pues, podemos ver que el conocimiento de la palabra exacta es necesario para entender el significado de la palabra “recibir”. Es posible recibir algo espiritualmente sin nunca recibirlo en manifestación; sin embargo, uno debe recibir [dechomai] espiritualmente antes de poder recibir en evidencia o manifestación [lambanō] en el mundo de los sentidos. La palabra “recibir” en los versículos 17 y 19 de Hechos 8 es lambanō.*

Es de muchísima importancia estar agudamente consciente de que el Espíritu, el Donador, es Dios y que su don es poder desde lo alto.

Hechos 2:4:
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo [pneuma hagion, el don, poder desde lo alto], y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu [el pneuma, el Donador] les daba que hablasen.

El Espíritu Santo, Dios, no fue con lo que fueron llenos, sino por quien fueron llenos, lo que hizo posible que ellos hablaran en lenguas. Lo que ellos hablaron fue según el Espíritu, el Donador, Dios, se los dio – no a sus mentes sino a su pneuma, espíritu, que fue Su don. Una vez dado por Dios y recibido por el hombre, el don se convierte en la responsabilidad del recipiente, de este modo es el espíritu del creyente.

La Palabra de Dios se refiere al espíritu santo, pneuma hagion, que fue recibido espiritualmente y recibido en manifestación en el mundo de los sentidos el día de Pentecostés, en varios diferentes términos: “la promesa del Padre”, “el poder desde lo alto”, ser bautizado con el Espíritu Santo, “el don de Dios”. Este libro expone a sus lectores el estudio y la explicación de este don.
 _____________________________________
*Ver Apéndice I, página 275, para todas las referencias de escrituras en el Nuevo Testamento donde lambanō o dechomai son usadas.


PRIMERA SECCION



Esta sección está principalmente diseñada para ayudar a recibir el don proveniente del Espíritu Santo al que lo busca. Muchos han anhelado recibirlo, y he tratado de presentar este tema de la recepción de este magnífico poder para que todos los que sinceramente deseen recibir el espíritu santo lo pueden hacer.

Confío en que la sencillez de este estudio será su mejor recomendación. Conociendo los enredos de doctrinas religiosas sobre el Espíritu Santo, he sido librado de aquellas confusiones, saliendo de ellas con la convicción y la certeza de que la verdad, toda la verdad, es básicamente fácil de entender. Las vestimentas oscuras de la teología encubren la sencillez de la Palabra. Sin embargo, les aseguro que este estudio no ha sido simplificado demasiado, porque aquello inclinaría hacia el error. Al cumplir con la exhortación bíblica de hacernos como niños, podemos recibir en manifestación la plenitud del poder proveniente del Espíritu Santo.




CAPÍTULO 1
El Don proveniente del Espíritu Santo

¿Ha recibido usted el espíritu santo, el poder desde lo alto? Muchos cristianos creen que pneuma hagion, espíritu santo, se recibe automáticamente en el momento de salvación. Ellos creen que cuando una persona confiesa a Jesucristo como su señor y salvador personal, esa persona recibe vida eterna que es pneuma hagion, espíritu santo. Esta no es toda la verdad. Aparentemente hay algo más después de la salvación para que el cristiano reciba en manifestación, lambanō.

Cuando les hablaba a los apóstoles, Cristo hizo una distinción entre el espíritu estando con ellos y estando en ellos. Juan 14:17, hablando antes de Pentecostés, dice del pneuma “…porque mora con vosotros [tiempo presente activo] y estará en vosotros [tiempo futuro]”. Como el pneuma, el espíritu del nuevo nacimiento, y como pneuma hagion, el poder desde lo alto, el espíritu entró en los apóstoles en Pentecostés.

Sin la intervención del Espíritu Santo nadie puede ser salvo. Después de la conversión o salvación, sin embargo, la Palabra de Dios claramente enseña que hay un acto de recibir en manifestación el espíritu santo. El propósito primordial de recibir el espíritu santo en manifestación es darnos poder para la vida abundante. Como dice Hechos 1:8: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo [el hagion pneuma]”.

El acto de recibir en manifestación pneuma hagion después de ser salvos está expuesto claramente en Hechos.

Hechos 8:14-19:
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan;

los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo [pneuma hagion];


porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.

Entonces les imponían las manos, y recibían 
[lambanō] el Espíritu Santo [pneuma hagion].

Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo [el pneuma el hagion], les ofreció dinero,

diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba 
[lambano]el Espíritu Santo [pneuma hagion].

La gente de Samaria a quien Felipe le había predicado el evangelio estaba salva, y sin embargo ni uno recibió en manifestación el poder desde lo alto, pneuma hagion. Pero cuando Pedro y Juan les impusieron las manos los samaritanos recibieron en manifestación.

En la situación en Samaria tenemos evidencia clara y concisa de que aquellos que estaban salvos necesitaban recibir en evidencia en el mundo de los sentidos el espíritu santo, pneuma hagion. Había disponible algo más de lo que ellos habían recibido en el momento de su salvación. Esta bendición espiritual añadida era su derecho legal de acuerdo con el mandato dado en el día de Pentecostés.*

Al hablar a los efesios, Pablo estaba interesado solamente en un asunto: “¿Recibisteis [lambanō] el Espíritu Santo [pneuma hagion] cuando creísteis?”


Hechos 19:1-6: 
Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos,

les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo [pneuma hagioncuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo [pneuma hagion].

Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.


__________________________________________
*Hechos 2:38,39: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón [remisión] de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”.


Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.

Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.

Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo [el pneuma hagion]; y hablaban en lenguas, y profetizaban.

Pablo contaba con que los creyentes recibieran el espíritu santo en manifestación. Primero fueron instruidos por Apolos sobre Jesucristo, y cuando creyeron, fueron salvos. Más tarde Pablo les impuso las manos y recibieron en manifestación pneuma hagion, espíritu santo, el poder desde lo alto, y hablaron en lenguas y profetizaron.

Es una verdad comúnmente aceptada entre personas que creen en la Biblia que la era de la Iglesia empezó en Pentecostés. Pedro predicó el primer sermón en los anales de la Iglesia el día de Pentecostés y a la conclusión del mensaje la gente respondió diciendo: “¿qué haremos?”

Hechos 2:38: 
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis [lambanoel don del Espíritu Santo [pneuma hagion].

Este procedimiento, dado por Pedro bajo la dirección del Espíritu Santo, es la orden para la era de la Iglesia del Cuerpo. La explicación es evidente por sí misma si tomamos la Palabra como está escrita sin sacarla de su contexto.

De acuerdo con Hechos 1:4 y 5, Jesús ordenó a sus apóstoles a recibir el espíritu santo, pneuma hagion. En Mateo 28:19 y 20, Jesús instruyó a sus discípulos a ir y enseñar “todas las cosas que os he mandado”. El les ordenó que esperasen hasta que hubieran sido investidos con el espíritu santo, poder desde lo alto, que vendría en Pentecostés. Después de esto, después de Pentecostés, debían ir y enseñar a otros. Los creyentes desde ese momento (Pentecostés) en adelante no han de esperar a que el espíritu santo sea dado, sino que han de recibir el espíritu santo que fue dado en Pentecostés. Esta promesa es para todos y a todos los creyentes. Hechos 2.39 dice: “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos lo que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. De nuevo tenemos una orden directa en Efesios 5:18 que amonesta: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu [pneuma]”.

Cuando la Palabra de Dios da una orden directa, nosotros que somos de Cristo debemos creer y obedecer. Tenemos también la enseñanza clara de Pablo sobre este tema. Pablo dice por revelación en 1 Corintios 14:5: “Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas…” 1 Corintios 14:13 dice: “…el que habla en lengua extraña, pida en oración [crea] poder interpretarla”. Pablo establece en 1 Corintios 14:37 que si algún hombre se cree profeta, o espiritual, “reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor”.

En la Escritura también se dan otras razones por las cuales debemos recibir el espíritu santo: para tener poder para servicio cristiano, poder para vida cristiana y poder para testificar eficazmente.

Hay poder potencial en el agua de las Cataratas del Niágara, pero es poder desenfrenado a menos que el gran dínamo lo convierta en energía utilizable. Si usamos nuestras habilidades espirituales dadas por Dios, entonces seremos testigos eficaces de Su poder desde lo alto, al ser Su habilidad liberada por nosotros.

Juan 16:13-15:
Pero cuando venga el Espíritu [el pneuma] de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

El me glorificará; porque tomará [lambanō] de lo mío, y os lo hará saber.

Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará [lambanō de lo mío, y os lo hará saber.

El Espíritu Santo dará revelación a aquellos llenos con pneuma hagion, y de ese modo guiará a toda la verdad, no a la verdad a medias, pues es la verdad total la que libera a los hombres.

La declaración de Jesús a los apóstoles de que el Espíritu Santo “os hará saber las cosas que han de venir” ciertamente incluye abrir la Palabra por revelación divina. La declaración: “El me glorificará”, quiere decir que El nos hará capaces de ver más claramente a Cristo glorificado; y si renovamos nuestras mentes seremos más como él, seremos formados a semejanza del salvador como nos revela Gálatas 4:19. 1 Juan también establece esta verdad.

1 Juan 3:2:
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.

Nosotros algún día, en la venida gloriosa del señor, seremos como él. Hasta que ese día llegue en la plenitud de los tiempos, tenemos el bendito privilegio de recibir pneuma hagion en manifestación. Este poder desde lo alto está en nosotros con el propósito de que podamos ser forjados a la semejanza de nuestro bienaventurado señor y salvador y redentor cada vez más, día tras día.

Romanos 8:11: Y si el Espíritu [el pneumade aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu [pneumaque mora en vosotros.


Aquellos que han recibido el espíritu santo saben que esto es cierto ahora, y que será cierto a mayor escala en el momento de su venida.

La única forma en que podemos obtener la victoria sobre los deseos carnales del cuerpo y la carne está expresada en Romanos.

Romanos 8:13: 
Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu [pneuma] hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

Después de recibir el espíritu santo tenemos el poder desde lo alto dentro de nosotros para ayudarnos en nuestra debilidad y en nuestra flaqueza. El espíritu santo nos ayuda en nuestras oraciones haciéndonos capaces de orar eficazmente y haciendo posible oraciones respondidas.

Romanos 8:26,27:Y de igual manera el Espíritu [el pneuma] nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu [el pneuma] mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu [el pneuma], porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

Con toda esta evidencia obtenida de la Palabra de Dios y con las bendiciones que acompañan el recibir el poder desde lo alto, ninguna persona salva debería rehusar el manifestar el mismo espíritu santo que los apóstoles y discípulos recibieron. Conmueve mi alma el tener esta maravillosa bendición adicional y alabo Su nombre ya que creyendo extendí la mano y recibí.